Aunque Radamel Falcao García es conocido mundialmente por su talento en el fútbol, pocos saben que en su familia también hubo una estrella de la pantalla. Se trata de su tío, Herbert King, recordado actor colombiano que hizo parte de producciones emblemáticas como Pasión de Gavilanes y Pedro el escamoso.
Le puede interesar: David González confesó que le escribió de nuevo a Falcao y le hizo una curiosa propuesta
Herbert King, cuyo nombre real era Herbert García King, falleció en 2018 a los 54 años. Aunque en su juventud soñó con ser futbolista, encontró su verdadera vocación en la actuación, donde construyó una trayectoria sólida que lo llevó a participar en más de 50 producciones de televisión, incluyendo La saga, negocio de familia, Nuevo rico, nuevo pobre y Bella calamidades.
Su fallecimiento fue un duro golpe para la familia, que vivió dos duras perdidas el mismo año. En sus redes sociales comentó: “Vas a hacer falta tío. Te fuiste muy pronto, pero Dios lo permitió así. Gracias por todo”. Esta pérdida se sumó a la que Falcao vivió ese mismo año, cuando falleció su padre, Radamel García King, el 3 de enero de 2018, otra figura importante en su vida y en su carrera.
King no solo era un reconocido actor, también fue un gran admirador del talento de su sobrino. Aunque no se dedicó al fútbol profesional, siempre estuvo presente para apoyarlo.
Herbert King dejó una huella profunda en la televisión colombiana y en el corazón del ‘Tigre’, que lleva en su memoria no solo los goles, sino también los recuerdos de quienes lo acompañaron en su camino.
¿Por qué Herbert no se dedicó al fútbol?
Su padre, Radamel García, era técnico; su hermano mayor, Álex García, también se dedicó a dirigir equipos; Radamel Enrique, otro de sus hermanos, fue futbolista profesional; y su sobrino, Radamel Falcao, es hoy una de las figuras más importantes del fútbol colombiano. King soñó con seguir ese mismo camino, pero una grave lesión en la rodilla truncó su carrera deportiva y afectó otros aspectos de su vida.
Incluso intentó incursionar en el baloncesto, pero las molestias físicas le impidieron avanzar. Su esposa, Yolanda Ávila, recordó en el programa Expediente Final la intensidad de esa pasión: “Era su locura… cuando había un partido, nosotros desaparecíamos de esta casa”. Aunque al principio su familia no recibió con entusiasmo su decisión de convertirse en actor, con el tiempo entendieron que había encontrado en la actuación una nueva forma de vivir con la misma entrega que sentía por el deporte.
