Las autoridades han identificado a Óscar Javier Cuadros Zea, alias ‘Chejo’ o ‘Alejandro’, como el máximo cabecilla del frente 36 de las disidencias de las Farc que ordenó el ataque contra un helicóptero de la Policía en Amalfi, Antioquia. El ataque, perpetrado con drones explosivos, dejó un trágico saldo de diez uniformados asesinados y se ha convertido en un símbolo de la escalada de la violencia en el país.
El peligroso prontuario de alias ‘Chejo’
Alias ‘Chejo’, de 37 años, es un criminal con un largo y violento historial. De acuerdo con informes de inteligencia, su carrera criminal inició en 2017 como guerrillero raso del ELN, pero pronto se especializó en el manejo de explosivos. Su prontuario incluye la instalación de artefactos explosivos en Anorí, Antioquia, y la incineración de maquinaria de la empresa Celsia en San Andrés de Cuerquia.
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En 2020, participó en la desaparición y asesinato del líder social Didier Humberto Agudelo en Campamento. Un año después, en 2021, fue señalado como autor material de un homicidio en Amalfi y del asesinato de cuatro civiles en Campamento en 2023. Su ascenso en la estructura criminal fue constante, pasando de explosivista a cabecilla de escuadra y, en 2025, alcanzó el control de toda la estructura 36, convirtiéndose en el encargado de coordinar acciones terroristas contra la Fuerza Pública y la infraestructura del Estado.
Un golpe estratégico para la estructura criminal
La neutralización de alias ‘Chejo’ representaría un golpe estratégico para la estructura criminal, pues los informes de inteligencia lo consideran una pieza clave en la expansión y consolidación criminal en municipios como Anorí, Campamento y Angostura.
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Mientras las autoridades buscan la forma de ingresar al punto donde ocurrió el ataque, la zona permanece bajo tensión por la imposibilidad de evacuar a los policías asesinados y el temor de nuevos ataques, en medio de la ofensiva criminal de alias ‘Chejo’ y sus hombres. Las tropas de la Séptima División del Ejército han realizado disparos disuasivos para abrir paso, pero el terreno sigue siendo altamente peligroso debido a la presencia de explosivos instalados por la estructura criminal y drones empleados para vigilar los movimientos de la Fuerza Pública.
