

En un mundo donde las novelas suelen ocupar los escaparates principales y las sagas literarias dominan las conversaciones de los lectores más jóvenes, María José Monroy decidió apostar por un camino menos transitado: la poesía. Con apenas 16 años, esta estudiante de secundaria bogotana presenta su primer libro, titulado ¿Dónde está el arcoíris cuando hay eclipse?, una obra que busca tocar fibras emocionales y transmitir un mensaje de esperanza a quienes se acercan a sus páginas.
La historia de este libro comienza, en realidad, mucho antes de su publicación. Desde pequeña, María José encontró en las palabras una manera de expresarse. Al inicio fueron cartas, un gesto que ella misma considera tierno y sincero, una forma de transmitir lo que sentía. “Desde niña me gustaba escribir mucho, sobre todo cartas. Sentía que era una manera de transmitirle a la gente lo que yo sentía. Entre todo eso, mi papá un día me regaló un cuaderno para seguir escribiendo y ahí fue cuando inicié con la poesía”, recuerda.
Ese cuaderno se convirtió en su refugio, en un espacio donde la prosa de la vida cotidiana se transformaba en metáforas, versos y sensaciones. Con el tiempo, entendió que la poesía le permitía decir sin decir, hablar de lo que llevaba dentro sin necesidad de exponerlo de manera literal. “Me gustaba más expresarme de otra manera, con la poesía, porque tiene una estructura distinta, un juego de metáforas, de sentidos, que te permiten decir mucho sin tener que mostrarlo todo”, explica.
De un cuaderno a una editorial
El salto de aquellas páginas íntimas a un libro publicado no fue inmediato. La chispa definitiva la encendió una amiga cercana, quien al leer su cuaderno repleto de poemas la animó a compartir su talento con más personas. “Ella lo empezó a leer y le gustó mucho. Ya varias personas me habían dicho que debería escribir un libro, que compartiera lo que hacía, pero esa vez sentí el impulso real. Me dijo: ‘Deberías hacerlo’, y me lo dijo de una manera tan bonita que pensé: sí, ¿por qué no?”
María José decidió entonces enviar su manuscrito a la editorial Planeta. Confiesa que lo hizo sin muchas expectativas. Buscó en internet cuáles eran las mejores editoriales en Colombia, encontró el correo de Planeta y se animó a escribir: “Hola, soy María José Monroy, me gustaría hacer un libro y vi esta editorial que me gustó mucho”. Enviados los poemas, esperó la respuesta.
“Me dijeron que en 15 días me respondían. Pasó ese tiempo y no recibí nada. Yo ya lo había dado por perdido, hasta que de repente, cuando menos lo esperaba, me escribieron diciendo que había sido aceptada. Fue una sorpresa total”, cuenta con una sonrisa.
El universo del arcoíris y el eclipse
El libro se titula ¿Dónde está el arcoíris cuando hay eclipse? y es una metáfora poderosa que atraviesa todas sus páginas. Para la autora, el arcoíris representa la calma, la estabilidad y la paz, mientras que el eclipse simboliza aquello que desordena, que oscurece y que trae consigo la locura. La pregunta, entonces, es cómo encontrar la calma en medio de ese desorden.
La obra está dividida en cinco partes:
- El mar, el tiempo, motores… amor. Una apertura hacia los gustos y emociones más íntimas de la autora.
- El mensaje que no envié. Versos sobre el amor y el desamor, sobre la ausencia y la añoranza.
- Eclipse. El núcleo del libro, con la historia del sol y la luna como base conceptual.
- Haikus. Un homenaje a la cultura japonesa, que representó un reto especial: transmitir mucho en pocas palabras.
- Versos incompletos, poema terminado. Una reflexión sobre la naturaleza inacabada de la poesía, abierta siempre a nuevos significados.
Su editor le propuso esta estructura y ella la aceptó con entusiasmo, viéndola como un reto creativo. “Fue difícil en algunos momentos, pero también muy bonito. Creo que los haikus fueron lo más retador, porque me obligaron a condensar todo en muy pocas palabras. Pero también me encantó porque me hizo ver la escritura de otra forma”.
María José asegura que la inspiración es un fenómeno inesperado. Llega sin aviso y puede surgir de cualquier detalle: un sentimiento, una vivencia, una conversación. “Siempre que escribo siento que hay una rutina de la inspiración. Porque cuando llega, llega con fuerza. Puede ser para un poema, para una historia, para lo que sea, pero llega de repente”, comenta.
Sus primeros textos, como “Flores en el mar” y “Orquídea”, marcaron el inicio de su relación profunda con la poesía. Con ellos entendió que la escritura no era solo un pasatiempo, sino una forma de vida. “La poesía hay que sentirla para entenderla. Es subjetiva, cada lector le da su propia interpretación. Y eso es lo más bonito, porque un mismo poema puede significar cosas muy diferentes para cada persona”, afirma.
Sobre sus influencias literarias, reconoce que no se considera una “lectora con currículum” porque sus lecturas han sido más libres que académicas. Sin embargo, encuentra inspiración en autores diversos y, sobre todo, en su propia necesidad de expresar lo que siente.
Aunque la poesía es, por ahora, su mayor fortaleza, María José no descarta explorar otros géneros. Quiere experimentar, aprender y descubrir nuevas formas de contar. “La poesía siempre va a ser mi forma primordial de sentir y transmitir. Pero quiero ampliar mis horizontes, probar con otros estilos y seguir creciendo en este mundo de la escritura”, asegura.
Al mismo tiempo, tiene un mensaje claro para otros jóvenes que sueñan con escribir, cantar, dibujar o dedicarse a cualquier arte: “Intenten. Ese es mi consejo. No importa si es poesía, si es música, si es pintura. Intenten y no se queden con las ganas. A veces lo que empieza como un pasatiempo puede convertirse en algo mucho más grande”.
La voz de una generación
En tiempos en los que se dice que la poesía tiene pocos lectores, el caso de María José Monroy demuestra que aún hay jóvenes dispuestos a darle vida al género, a encontrar en los versos un lenguaje universal. Con ¿Dónde está el arcoíris cuando hay eclipse?, la autora no solo celebra el inicio de su carrera literaria, sino que abre un camino para que otros se atrevan a intentarlo.
Su libro es un recordatorio de que, incluso en medio de un eclipse, siempre puede aparecer un arcoíris.




