

La actuación fue el punto central en la vida de Nórida Rodríguez y Toto Vega, quienes dieron a conocer su talento durante varios años en la pantalla chica, lo que trajo consigo una amplia visibilidad ante el público. En medio de este camino y dándole vida a diferentes personajes en su corazón siempre estaba presente el deseo por emprender su propio proyecto y entre ires y venires la idea de un festival de cine estaba más que presente.
Si bien, Colombia cuenta con varios festivales de cine tanto en algunas ciudades y pueblos, los actores decidieron que el lugar predilecto para llevar a cabo este sueño era Barichara, considerado el pueblo más lindo del país y uno de los lugares favoritos por la pareja, teniendo en cuenta que Vega nació en Vélez, Santander, zona cercana.
Entre conversaciones e ideas que parecían no tener fin, Rodríguez y Vega decidieron poner sobre la mesa aquello que amaban de los festivales, pero también aquello que no soportaban consolidando así el Festival de Cine Verde de Barichara que ha buscado durante 15 años usar el cine y los medios audiovisuales para concientizar y sensibilizar sobre el medio ambiente, contando con miles de proyecciones a nivel nacional e internacional.
Aunque desde su inició el llevar a cabo este festival no ha sido sencillo, al mirar atrás Nórida resalta cada uno de los obstáculos superados y lo difícil que termina el tocar la puerta de algunas entidades.. “Yo diría que el mayor reto siempre es hacer la gestión porque en todo lo demás, pues ya estamos entrenados, ya tenemos un método y también porque el festival ha logrado alcanzar un prestigio, la gente lo conoce y quiere estar. Pero el tema de la gestión sí y muchas veces por falta de voluntad de las entidades públicas que son principalmente las que nos han apoyado es bastante complejo con la empresa privada porque muchas veces no entienden muy bien el impacto de este evento y les cuesta entender cuando se hacen propuestas.
Usualmente las empresas desde sus áreas de responsabilidad social, siembran árboles, una cosa así muy light y que no es tan profunda como puede llegar a ser el audiovisual. También es complejo porque en las entidades públicas siempre están rotando las personas, entonces, aunque tú hayas hecho una buena relación con una entidad, cuando vuelves y no están las mismas personas, tienes que volver a tejer una relación volver a empezar de cero”.
El llevar a cuestas un festival durante 15 años ha llevado a Nórida y a quienes forman parte de este proyecto a reconstruir constantemente sus ideas sobre lo audiovisual, pero también el foco ambiental que es bastante importante a lo largo de este evento. Aunque el Festival de Cine Verde de Barichara ha sido un sueño cumplido, uno de los grandes dolores ha sido el fallecimiento de Toto Vega y como fue mencionado uno de sus fundadores.
Para Nórida su ausencia no solo ha dejado un vacío en Festiver, sino en su vida, pues fue su compañía, su gran amor durante 23 años y según lo menciona lo seguirá siguiendo en las vidas que le faltan, buscando en cada versión del festival mantener su legado y dejar claro que su amor seguirá intacto.
“Tal vez la más dura fue en la que falleció mi esposo cerrando la ceremonia de clausura y después la más emotiva la de la conmemoración del primer año porque fue un homenaje a él, todo el festival. Entonces fue muy duro y pues estaba muy reciente su fallecimiento y la verdad fue algo que me golpeó mucho y yo no creí que fuera capaz de seguir en el momento en que él falleció, para mí fue como si todo se hubiera terminado.
En ese momento mi hija tomó las banderas del festival y asumió la dirección ella sola por 2 años y eso me dio un poco de tiempo a mí para recuperarme y poder hacer esta edición yo, obviamente acompañada de un equipo y de la gente que apoya que en este caso tenemos apoyos de cinco ministerios, de entidades públicas y privadas, MinComercio, Fontur, el Ministerio de Cultura y el Programa de Artes para la Paz del Ministerio, MinEnergia, Minambiente, MinTIC, Patrimonio Fílmico, la Universidad de la Sabana, Sociedad Colombiana de Gestión que es la sociedad de actores a la que pertenezco y una cantidad de entidades que ponen su granito de arena para que esto siga siendo posible”, agregó la también abogada.
Más allá de su amor por el cine para Nórida el tema ambiental va de la mano, pues durante varios años también se ha destacado como gestora cultural participando en diferentes proyectos y buscando generar ese cariño y esa concientización frente a la diversas formas de arte que durante 15 años han resaltado durante el Festival de Cine Verde de Barichara. “Las actividades son bastante llamativas para la gente que les gusta el medio ambiente y siento que el objetivo también del festival de alguna manera, porque claramente este es un un festival de nicho que nos enfocamos en un público consciente o nos enfocamos en tratar de despertar esa conciencia.
Entonces, todas las actividades además de que benefician a la comunidad y al territorio, se realizan para atraer a la gente, para llamar la atención de la gente para crear conciencia y eso nos ha llevado a mantenernos durante 15 años”, añadió Rodríguez.
Sin duda uno de los mayores atractivos para propios y visitantes termina siendo la locación como lo es Barichara, pueblo que en principio enamoró a Toto Vega y este amor se transmitió a Nórida, que lo menciona como su segundo hogar y donde ha construido el festival que algún día empezó como un sueño tanto para ella como para su amado Toto enfocándose desde un principio en sus pobladores que luego de 15 años siguen siendo su prioridad.
“Este festival lo hicimos a medida de Barichara. Lo primero que hicimos fue consultarle a la comunidad en qué época sería bueno para ellos y siempre en todas las actividades que realizamos estamos pensando en la comunidad, en favorecer a la comunidad, no solo activar el municipio culturalmente, turísticamente, sino también económicamente. Entonces, creo que por eso todo fluye y si tú ves los horarios del festival, todas las actividades, todo lo que hacemos está en sintonía con el espíritu de Barichara”.
El éxito de Festiver tras 15 ediciones se mide, según Nórida Rodríguez, no solo en las proyecciones, sino en la huella verde que el festival deja en la comunidad. La directora reafirma que el cine sigue educando y sensibilizando más allá de la pantalla. Con una visión clara, Festiver continuará utilizando la magia del séptimo arte para inspirar el cuidado de los recursos naturales, asegurando que cada película vista en Barichara se traduzca en acción real para un futuro más sostenible.
“Me enorgullece el camino que hemos hecho, nunca se ha dejado de cumplir y con el equipo que tenemos somos una familia. A futuro me gustaría producir una película, tener una plataforma con las 1.126 películas que hemos proyectado y hacer un Festiver itinerante en los territorios alejados”, apuntó Nórida Rodríguez.
 
				



