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Colombia enfrenta una alerta creciente en materia energética. Según proyecciones del operador del sistema eléctrico XM y la Unidad de Planeación Minero-Energética (Upme), el país podría sufrir un desabastecimiento de energía desde 2027, si no se logran destrabar los proyectos de generación y transmisión que actualmente presentan graves retrasos.

Las cifras son contundentes: para 2025 se estima un déficit de 1.300 GWh de energía firme, y para 2027, la brecha podría superar los 3.100 GWh. Esto significa balances negativos de hasta -3,5%, con consecuencias directas como mayores precios, mayor dependencia de plantas térmicas, y un riesgo creciente de apagones programados.

Embalses llenos, pero sin garantía futura

Por ahora, las condiciones climáticas han sido favorables. Los embalses están al 81% de su capacidad y el fenómeno de El Niño no ha afectado gravemente el suministro. No obstante, el verdadero problema es estructural: la demanda eléctrica crece mientras que los proyectos renovables y de transmisión no avanzan al mismo ritmo.

Solo en 2025, se ha conectado menos del 2% de la capacidad esperada, y algunos proyectos clave acumulan retrasos de hasta 13 años. La línea Colectora 500 kV, que permitiría evacuar energía solar y eólica del Caribe, sigue sin estar operativa.


¿Por qué se están frenando los proyectos?

Los principales cuellos de botella son:

  • Trámites ambientales lentos y poco coordinados.
  • Conflictos sociales y bloqueos en territorio.
  • Procesos de consulta previa que no tienen tiempos definidos.
  • Inseguridad en regiones clave para la infraestructura energética.

Más del 58% de las empresas del sector aseguran que el licenciamiento ambiental se ha vuelto más difícil, y el 100% coinciden en que la seguridad ha empeorado en zonas estratégicas.

Las consecuencias de la inacción

Según los expertos, si no se toman medidas urgentes, la matriz eléctrica colombiana podría volverse frágil. “A este ritmo, la oferta de energía no alcanzará para cubrir el consumo proyectado entre 2027 y 2030. Cualquier sequía o falla técnica podría colapsar el sistema”, advirtió César Acevedo, experto en energía de la UNAB.

Además, la inversión privada, que representa más del 90% del sistema eléctrico, está en riesgo por falta de estabilidad jurídica y señales claras del Gobierno.

Medidas urgentes para evitar una crisis energética

Entre las recomendaciones de expertos y gremios están:

  1. Acelerar trámites ambientales y sociales con una ventanilla única.
  2. Priorizar proyectos estratégicos como Colectora 500 kV.
  3. Fortalecer el respaldo térmico y la infraestructura de gas.
  4. Incentivar el almacenamiento con baterías (BESS) y autogeneración.
  5. Garantizar reglas de juego estables para atraer inversión privada.
  6. Reformar los procesos de consulta previa para evitar bloqueos indefinidos.
  7. Recuperar la planificación y el control estatal en territorios estratégicos.

¿Apagón inevitable?

No hay riesgo inmediato para 2025 o 2026 gracias a las lluvias y el aporte de Hidroituango. Pero si el panorama actual no mejora, el país sí podría enfrentar racionamientos desde 2027, con un impacto económico, social y político considerable.

Colombia necesita con urgencia una gestión efectiva del sistema energético, donde la sostenibilidad, la seguridad y la eficiencia caminen de la mano del desarrollo territorial y la confianza inversionista.

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