

Las autoridades continúan profundizando en la investigación por el asesinato de Miguel Uribe Turbay, mientras surgen nuevos indicios que podrían cambiar el rumbo del caso. Aunque en un principio todo apuntaba a las disidencias de las Farc, particularmente a la Segunda Marquetalia, las más recientes informaciones de inteligencia señalan que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) podría estar detrás del ataque sicarial ocurrido en el parque El Golfito, en el barrio Modelia de Bogotá.
Fuentes consultadas revelaron que un informante de alto nivel, cuya veracidad ha sido comprobada en anteriores investigaciones, entregó datos que abren una nueva línea de análisis. Su testimonio, que se maneja con total reserva, fue presentado durante una reunión en la base militar de Catam, hace aproximadamente dos meses, a la que asistieron miembros de inteligencia del Estado. Allí, el hombre relató cómo presenció la planeación del crimen que conmovió al país.
Nueva hipótesis vincula al ELN con el asesinato de Miguel Uribe Turbay en Bogotá
Según el informante, el plan habría sido coordinado por alias Barbas, un jefe de finanzas del ELN, en conjunto con Élder José Arteaga, conocido como alias el Costeño o Chipi, señalado de contratar al sicario que disparó contra el entonces senador Miguel Uribe Turbay. Ambos habrían participado en la reunión donde se acordaron los detalles del homicidio.
El testigo explicó que, aunque inicialmente no conocía la identidad de las personas implicadas, escuchó repetidas referencias a una “vuelta muy grande”. Todo encajó cuando, tras el asesinato del 7 de junio, vio a alias el Costeño en los noticieros, identificado como el principal articulador del crimen contra el precandidato del Centro Democrático.
Pese a que Antonio García, máximo cabecilla del ELN, negó públicamente la participación de su organización, los investigadores han tomado con seriedad esta nueva hipótesis. Dos razones sostienen esa línea: primero, las pruebas de veracidad aplicadas al informante confirmaron que decía la verdad; segundo, el seguimiento al componente urbano del ELN en Bogotá permitió establecer que uno de sus integrantes estuvo presente el día del atentado en El Golfito y huyó del lugar tras el ataque. Dicha persona fue identificada y rastreada hasta Saravena (Arauca), desde donde habría cruzado la frontera hacia Venezuela.
El relato del informante también reveló detalles sobre su relación con alias Barbas. Tras retirarse del Ejército, este hombre enfrentó un proceso judicial que lo llevó a la cárcel, donde conoció al jefe guerrillero. En medio de los conflictos entre paramilitares y el ELN dentro del penal de Palogordo, en Girón (Santander), evitó que Barbas fuera asesinado, ganándose su confianza. Cuando recuperó la libertad en 2022, Barbas lo reclutó como su escolta personal, aprovechando su formación militar y lealtad.
En ese rol, el testigo acompañó a Barbas a varias operaciones financieras de la guerrilla. En una ocasión, afirmó, presenció la compra de 15 fusiles en Cúcuta, pagados en efectivo. Pero el hecho más revelador ocurrió en octubre del año pasado, cuando Barbas le pidió viajar con él a Bogotá. El desplazamiento lo realizaron por tierra, en bus, desde Bucaramanga. Al llegar a la terminal de Ciudad Salitre, los recibió alias el Costeño, quien los llevó a un hotel donde se desarrolló una reunión clave.
Durante ese encuentro, el Costeño le entregó a Barbas instrucciones para ejecutar una “vuelta a una persona muy importante”. Aunque en ese momento el informante no comprendió la magnitud del plan, hoy asegura que esa misión correspondía al magnicidio de Miguel Uribe Turbay. En la conversación, escuchó que la víctima era una “persona de resonancia”, lo que más tarde corroboró al reconocer el rostro del Costeño en los medios de comunicación tras el crimen.
Las autoridades consideran que esta versión podría ser determinante. El testigo fue sometido a varios procedimientos de verificación y análisis, que confirmaron la consistencia de su relato. Además, su información coincide con otros elementos obtenidos en investigaciones paralelas sobre las operaciones urbanas del ELN.
Aunque la Fiscalía y la Policía Nacional mantienen como principal hipótesis la participación de la Segunda Marquetalia en el atentado —dada la presencia de algunos implicados provenientes de Caquetá, específicamente de Belén de los Andaquíes—, no descartan la autoría intelectual del ELN.
De acuerdo con la información recopilada, alias el Costeño tenía una oficina de sicarios en Engativá, que ofrecía sus servicios al mejor postor. Mantenía vínculos tanto con las disidencias como con redes de microtráfico, lo que amplía el abanico de posibles autores detrás del homicidio.
El presidente Gustavo Petro, en declaraciones recientes, reconoció que “el ELN también está asesinando colombianos” y señaló que “es probable, aunque no puede afirmarlo”, que esta guerrilla sea la responsable del asesinato del senador. La afirmación provocó una respuesta de Antonio García, quien sostuvo que “el ELN, cuando hace algo, tiene el valor de responder por lo que hace”.
Mientras tanto, las autoridades siguen evaluando cada detalle. La muerte de Miguel Uribe Turbay, ocurrida el 11 de agosto, después de varias semanas de lucha por su vida, sigue siendo un golpe profundo para la política colombiana. Su asesinato ha dejado una sombra de incertidumbre sobre la seguridad y los alcances de la paz total que impulsa el Gobierno.
 
				



