

Bogotá vivió una de sus noches más intensas del año. David Guetta, considerado el mejor DJ del mundo según la encuesta Top 100 DJs de DJ Mag 2025, presentó su espectáculo The Monolith Tour, una experiencia visual y sonora que reunió a más de 20 mil personas en una puesta en escena que combinó tecnología, sonido y memoria musical.
Una experiencia sensorial monumental: el monolito de luz
Guetta apareció en escena hacia las 11:00 p.m., vestido con camisa blanca y chaqueta negra, abriendo con su éxito I’m Good (Blue), seguido por temas como Calling, Titanium, Memories y Satisfaction. Cada beat se fusionaba con un espectáculo de luces tridimensionales que giraban alrededor del monolito, una imponente estructura de 44 metros de ancho y 9 de alto, acompañada de 470 luces, 78 láseres y 750 m² de pantallas LED.
Durante una pausa, el DJ dedicó unas palabras a la audiencia:
“Con los años puedo sentir la energía acá, y puedo decir que hoy va a ser muy, muy especial”.
Un viaje por dos décadas de historia electrónica
El repertorio fue una mezcla entre nostalgia y energía pura. Canciones como Sexy Bitch, Play Hard, Love Is Gone y When Love Takes Over se mezclaron con un homenaje al fallecido Avicii, cuando Guetta hizo sonar Levels acompañado de imágenes del productor sueco en las pantallas, despertando una ovación colectiva.
La recta final fue un repaso por los grandes himnos del house contemporáneo: Gotta Feeling, Together, Without You y The Best. A la 1:00 a.m., el DJ se despidió repitiendo su éxito I’m Good (Blue) entre fuego, confeti y una energía desbordante que confirmó su estatus como uno de los artistas más influyentes de la música global.
Un show que dejó huella en la capital
Bogotá no solo fue testigo de un concierto: vivió una experiencia inmersiva que combinó innovación, emoción y un profundo sentido de comunidad. Durante dos horas, la ciudad se rindió ante el monolito de luz, un símbolo de conexión que transformó el Coliseo en un templo del ritmo.
Vivimos esta gran experiencia junto a Johnnie Walker porque Guetta, símbolo de evolución y reinvención constante, encarna su espíritu: avanzar con carácter propio, dejar huella en cada paso y seguir inspirando a una generación que no busca la atención; la atención los encuentra.
 
				



