En un espacio orgánico con ladrillos sin pulir, servidos sobre piedras y platos sólidos, sin muchas decoraciones, el chef marchó ceviche, pulpo, causa, arroz oriental, crudos, y un postre de limón casero. Pero ese fue el menú que me tocó hace unas noches a mí.
Dos pisos, cinco mesas en el primero, un reservado en el segundo.
No hay carta, cada noche el chef y su equipo sirven un menú distinto, basado en el producto de temporada y guiados por el deseo de exploración.
Esa fórmula, que lanzó hace dos años en Lima, generó mucha conversación alrededor de la expectativa de no saber qué te van a servir cada vez. Es lo que Sebastián quiere replicar, por lo pronto en Bogotá, mañana aún no sabe dónde.
La gente empezó a preguntar ¿qué tal comiste? Y los visitantes describían los platos que probaron, pero al volver encontraban otros y sus referidos otros, eso generó mucho interés en la agitada movida gastronómica limeña. “Es un modelo escalable” dice el chef quien explica que hay un plato en carta, el sashimi nikkei con perlas de tapioca, que sí sirve todas las noches; “es mitad crudo, mitad cocido” cuenta mientras lo termina con soplete en mesa. Lo que seguro siempre hay es un menú de mar con toques ahumados. Es la especialidad de Vega, egresado del Instituto Paul Bocuse en Francia, quien trabajó en restaurantes icónicos como Astrid y Gastón y Osaka.
Canchita, cebollita picada, leche de tigre, aceite de cilantro, crocantes, ajíes, les dan a los platos la identidad peruana que hace que, dentro del margen de sorpresa y anticipación que el chef quiere mantener, los sabores sean fáciles de identificar, familiares.
Piedra es un restaurante donde te ahorras la elección de los platos y pones en manos del chef toda la experiencia de la noche.
Abierto de lunes a viernes solo en las noches, y sábados y domingos desde el mediodía.
Dirección: Calle 65 #4a-16. IG: @piedra.bogota
